Los sectores del transporte en cada país se enfrentan a retos similares para reducir las emisiones, pero los países han adoptado enfoques muy diferentes para conseguirlo. En los últimos años, China ha surgido como un laboratorio de nuevas ideas de movilidad en términos de política, tecnología y modelos de negocio. Es el mayor mercado del mundo para los vehículos eléctricos y tiene una historia reciente de políticas innovadoras y de colaboración empresarial que ha creado un floreciente ecosistema de movilidad sostenible.
Desafío 1: Infraestructura para el cambio verde
La adopción generalizada de los vehículos eléctricos requiere numerosas opciones de recarga accesibles, algo de lo que carecen muchos países, entre ellos Estados Unidos. “Construir la infraestructura de carga necesaria para los coches eléctricos es costoso”, dice Jeremy Rice, Socio Gerente de Mazars, EE.UU. “A diferencia de las gasolineras, que fueron construidas hace décadas por empresas de combustibles fósiles, no hay una empresa del sector privado actualmente para hacerlo”.
En China, mientras tanto, cada vez hay más estaciones de carga, en aparcamientos y en urbanizaciones. El mercado también está experimentando con soluciones móviles: BYD, un antiguo fabricante de baterías para teléfonos móviles, ofrece servicios de carga, en los que los propietarios de automóviles pueden llamar a una línea de atención al cliente para obtener servicios de carga de emergencia.
Desafío 2: Abaratando la energía no contaminante
Un segundo desafío es la necesidad de proporcionar un suministro adecuado de energía barata y no contaminante.
En la actualidad, la red eléctrica de China funciona principalmente con combustibles fósiles, por lo que los coches eléctricos simplemente desplazan las emisiones totales. “China utiliza un tercio de su consumo total de petróleo para alimentar los coches”, explica Helena Mao, socia de Mazars, “por lo que los coches eléctricos no son una solución milagrosa para la descarbonización”. Esto cambiará en los próximos años: China está realizando grandes inversiones en energía nuclear y renovable que harán que los vehículos eléctricos sean más sostenibles.
Pero no basta con que la energía sea limpia, sino que además tiene que ser barata. “Esto ha sido evidente en los últimos años en EE.UU.”, dice Rice. “Cuando los precios de la gasolina subieron, la gente empezó a cambiar de los SUVs de alto consumo a coches más pequeños de bajo consumo”. Es probable que los coches sigan siendo una compra cara, por lo que reducir el coste de la energía no contaminante es una ruta segura para reducir las emisiones de carbono.
Desafío 3: Alentar la innovación para la escala y la sostenibilidad
Rice señala que un desafío para la movilidad sostenible en cualquier lugar es la eficiencia del combustible, pero que existen muchos caminos para lograrlo. “Sólo unos pocos proveedores de nivel 1 del sector están trabajando de manera oficial en favor de la sostenibilidad, pero la mayoría contribuye haciendo que los vehículos sean más eficientes en el consumo de combustible. Eso podría suponer una mejora incremental de los asientos o los limpiaparabrisas, por ejemplo, averiguando cómo hacer que los componentes sean más ligeros y al mismo tiempo mantener la resistencia y la seguridad”.
Las empresas automovilísticas chinas están fomentando el trabajo en materia de sostenibilidad para que las asociaciones nacionales e internacionales trabajen sobre la innovación. Recientemente, seis empresas han unido sus fuerzas para desarrollar sistemas de pilas de combustible y vehículos con pilas de combustible de hidrógeno. Últimamente, las empresas chinas también han recibido un gran interés de las principales empresas europeas y Volkswagen ha hecho una inversión de 1.100 millones de euros para adquirir una participación del 26% en la empresa de baterías de litio Guoxuan High-tech, en mayo de 2020, convirtiéndose en su principal accionista. En julio de 2020, Mercedes Benz anunció que adquiriría una participación del 3% y una asociación estratégica más profunda con otra empresa, Farasis Energy.
Otras empresas están desarrollando un mercado de consumo de vehículos pequeños y microeléctricos. Por ejemplo, “Liuzhou Wuling fabrica vehículos microeléctricos que se han hecho muy populares, vendiendo 20.000 unidades en Liuzhou, una ciudad de más de 3 millones de habitantes”, indica Mao.
Desafío 4: Obtener la combinación correcta de incentivos
“Las nuevas tecnologías limpias, como la energía eólica o la solar, siempre se han desarrollado con subsidios estatales. Exactamente lo mismo ha ocurrido con los vehículos eléctricos en China”, explica Jean-François Salzmann, socio gerente de Mazars, China Continental. “El gobierno decidió desarrollar el coche eléctrico y ha subvencionado a la industria con unos 100.000 millones de RMB (12.500 millones de euros)”.
El gobierno también incentiva a los consumidores para comprar coches eléctricos. “En Shangai y Pekín, tienes que comprar tu propia matrícula”, dice Salzmann. “Pueden ser de hasta 80.000 RMB (10.000 euros) por una matrícula blanca, para un coche tradicional, pero es gratis para una verde, para un coche eléctrico. Y aquí se ven muchas matrículas verdes”.
Los subsidios también pueden suponer desafíos. Desde que estos beneficios se hicieron menos generosos, en 2018, las ventas de vehículos eléctricos han disminuido, sólo mostrando signos de un retorno al crecimiento en julio de 2020. El mercado chino de los vehículos eléctricos crece y disminuye, según las políticas, lo que ilustra la importancia de la coherencia. Esta es una lección para otros mercados, incluido el estadounidense. “Cuando se habla de I+D en el sector de la automoción, se considera que transcurren como mínimo tres o cuatro años desde que se empieza a trabajar en algo hasta que se logra un prototipo”, explica Rice. “Una vez que las políticas ponen a los fabricantes de automóviles en un camino más acelerado hacia la sostenibilidad, no quieren cambiar de rumbo”.
En cuanto a las ventas de vehículos eléctricos, a nivel mundial, los subsidios pueden ayudar a convencer a una base de consumidores atentos al precio. “En términos generales, el precio sigue siendo el factor determinante en todo el mundo”, explica Richard Karmel, socio gerente de Mazars en el Reino Unido. “Cuando hay altos niveles de desempleo y una disminución discrecional del gasto, los consumidores van a buscar los bienes con mejor relación calidad-precio, en lugar de los artículos producidos con una mayor ética”.
El gobierno de China también estimula la demanda estableciendo objetivos. Mao explica: “Hay objetivos para los fabricantes de equipos originales, en cuanto al consumo medio de combustible de los vehículos y en cuanto al volumen de producción y ventas de vehículos de nueva energía”. El gobierno combina esto con multas por el incumplimiento de los objetivos, que pueden incluir la obligación de dejar de producir por completo.
Desafío 5: Fomentar la competencia y la innovación en el uso compartido del automóvil
En China, la innovación es también significativa en el uso compartido de automóviles. “Conozco una empresa que está tratando de desarrollar un negocio de alquiler de vehículos eléctricos urbanos, en el que la publicidad es una fuente de ingresos clave”, cuenta Salzmann. “Ponen un anuncio en el exterior del coche e incluso tienen una pequeña pantalla que reproduce anuncios. Lo que se ve en Europa con el éxito de Uber y sus competidores se ve aquí en China, multiplicado por diez con Didi y sus competidores”, dice Salzmann. “Mucha gente ni siquiera compra un coche, dada la facilidad para compartir el coche”.
Helena Mao también ve una gran innovación en el campo de los datos, ya que las empresas utilizan los datos de los automóviles para combinar servicios, como el seguro a medida, con los servicios VIP del aeropuerto y otros beneficios en el viaje. “El valor de los datos está mucho más arraigado en la forma en que los chinos hacen negocios, en comparación con Europa y Estados Unidos”, concluye Salzmann.
Conclusión: lecciones de China
Entre las principales enseñanzas que el mundo puede extraer de China figura el hecho de que la intervención y la inversión del Estado, combinadas con los conocimientos técnicos empresariales, pueden contribuir a que las soluciones sostenibles se amplíen. El país también ofrece lecciones sobre infraestructuras, incentivos, colaboración y el valor duradero de la creación de una cultura innovadora, en términos de estructuras empresariales y tecnología. Aunque algunas iniciativas chinas, a nivel empresarial y de políticas, puedan fracasar en los próximos años, no es un desperdicio. “Aunque, hoy en día, las empresas de automóviles eléctricos y las empresas de automóviles compartidos de China no son masivamente rentables”, explica Salzmann, “están experimentando con nuevos modelos de negocio y nuevas tecnologías que, con el tiempo, les darán una ventaja sobre otros mercados”.