¿Puede la industria aeronáutica hacer un aterrizaje sostenible después de la Covid-19?

Antes de que se produjera la pandemia, los progresos en sostenibilidad en el sector aeronáutico estaban cobrando ritmo. Se esperaba que el número de pasajeros aumentara de manera constante y que las líneas aéreas se expandieran. La Covid-19 ha cambiado el panorama, repentina y radicalmente. ¿Cuál es el alcance de la disrupción de la industria por la pandemia? ¿Y qué podría significar para el futuro del transporte aéreo?

En los últimos años, la creciente preocupación por la sostenibilidad ha aumentado la urgencia de los esfuerzos actuales por mejorar la eficiencia, de diversas maneras.

Un enfoque prometedor es a través de los avances tecnológicos, como la composición del combustible para aviones. “Algunas aerolíneas están cooperando para encontrar alternativas al queroseno”, explica Lutz Beck, socio de Mazars. “Por ejemplo, el Grupo Lufthansa tiene un programa con la ETH Zurich para producir combustible sostenible para la aviación. También están estudiando la tecnología para convertir la energía eólica y otras formas de energía renovable en combustible y desarrollar motores de reactores para utilizarlo”. “Power-to-liquid” es un método de producción de combustible, que se encuentra en una etapa temprana, y en el que el combustible se produce utilizando agua, electricidad renovable y CO2 capturado. Es neutro en carbono, en cuanto a que las emisiones de carbono son iguales a las que se eliminaron previamente de la atmósfera.

Otras empresas están buscando innovaciones en el diseño de los propios aviones. “Airbus ha anunciado tres conceptos para aviones comerciales de cero emisiones alimentados con hidrógeno”, destaca Olivier Guilbert, Senior Manager de Mazars. “Y estamos viendo los primeros pasos hacia el uso del hidrógeno en los aviones no tripulados. Actualmente, los mayores desafíos a superar son cómo instalar tanques de combustible presurizados en el fuselaje y mantener el hidrógeno líquido a menos de -250°C, durante el transporte”. También se podría reducir el consumo de combustible hasta en un 20% con aviones que lleven pasajeros dentro de las alas y algunos creen que estos modelos podrían estar listos para su uso comercial a finales de la década de 2030.

En algunos casos, financiación y las iniciativas gubernamentales podrían impulsar estos avances. En julio, por ejemplo, el gobierno del Reino Unido anunció nuevos fondos públicos para motores de aviones de alto rendimiento, nuevos diseños de alas y asientos de cabina ligeros, que serán igualados por fondos privados.

Otros avances incluyen los esfuerzos para reducir el ruido de los motores de motor abierto, que son más sostenibles que los motores tradicionales de turbina de gas a reacción, y los motores recuperados con intercooler, que ahorran combustible recuperando el calor emitido y reutilizando la energía.

“Las aerolíneas llevan tiempo buscando la forma de reducir la cantidad de combustible que usan”, dice Beck. “El combustible supone un coste significativo. Lufthansa, por ejemplo, puede gastar 3.700 millones de euros en combustible en un año, más de 500 millones de euros más de lo que gasta en personal. Por lo tanto, para las aerolíneas, la reducción del uso de combustible siempre ha supuesto un gran incentivo, tanto por razones económicas como de sostenibilidad”.

La sostenibilidad sube en la agenda

En los últimos años, ha aumentado la presión sobre las empresas para que reduzcan sus emisiones, tanto por parte de los responsables políticos, las campañas climáticas dirigidas por los jóvenes, como los ‘Viernes para el futuro’, como desde el público en general. Como resultado de ello, la reducción de carbono ha sido un asunto muy importante para los líderes del sector. El gobierno francés anunció recientemente que introduciría un impuesto sobre los billetes de avión. “A partir de 2020, cada vuelo procedente de un aeropuerto francés estará sujeto a un impuesto, que oscilará entre 1,50 y 18 euros, dependiendo de la clase de billete”, dice Guilbert, “con el que, según el gobierno, financiará proyectos de transporte más ecológicos”.

De acuerdo con las directivas de la UE, Alemania obliga a las empresas con más de 500 trabajadores a articular sus actividades de responsabilidad social corporativa en los informes corporativos. Pero, en el último año, la adaptación climática ha subido rápidamente en la agenda. Los activistas se han dirigido a los pasajeros y han logrado cierto éxito en el cambio de la opinión pública. Beck cita respuestas públicas como el aumento de los viajes en tren. “En Alemania, tenemos buenos trenes, así que hay una alternativa”, indica. “Por ejemplo, [el operador ferroviario alemán] Deutsche Bahn se comercializa explícitamente como una alternativa más ecológica a los vuelos, destacando que los trenes funcionan con energía 100% verde”.

Beck también señala la conexión entre la capacidad del aeropuerto y la sostenibilidad. En los últimos años, explica, el uso de combustible ha sido mayor de lo que debería, debido a los retrasos derivados de los problemas de capacidad en los aeropuertos. “A menudo, los aviones usaban más combustible del necesario volando por ahí, esperando a que hubiera una zona de aterrizaje disponible”, dice. “La inversión para ampliar la capacidad de los aeropuertos puede tener el efecto dominó de ayudar a las aerolíneas a ser más eficientes en el uso del combustible”.

La pandemia y sus efectos inmediatos

La Covid-19, sin embargo, ha sido devastadora para el sector, en su conjunto. El cierre de las fronteras, las normas de cuarentena y el auge de la videoconferencia han golpeado duramente a la industria. Los kilómetros de pasajeros de pago (RPK, el número de pasajeros de pago multiplicado por la distancia recorrida) han disminuido casi un 55%, en comparación con el 2019, según la IATA. La OACI estima que los ingresos de las aerolíneas perderán hasta 400.000 millones de dólares en todo el año 2020. La IATA ha advertido de que las pérdidas de efectivo y la persistencia de bajos niveles de tráfico podrían dejar a muchos en el sector fuera del negocio.

El cierre de la frontera de los Estados Unidos fue un golpe importante, ya que las rutas transatlánticas constituyen una gran parte de los vuelos de aerolíneas como Virgin Atlantic y British Airways. Algunos han reaccionado a estas condiciones haciendo lo que pueden para reducir las pérdidas. “Pueden dedicar este tiempo a recortar algunos procesos”, dice Beck. “Los procesos de compra, por ejemplo, involucran a menudo a mucha gente que trabaja en la misma área”. Las aerolíneas también pueden reducir rutas menos rentables. La mayoría de aerolíneas mantiene alguna ruta que no es rentable, especialmente dada la competencia de los servicios de trenes en algunas rutas europeas.

El plazo en el que las líneas aéreas serán comercialmente viables depende en gran medida del desarrollo de un sistema internacional de ensayo. En la actualidad, los aeropuertos y los países tienen su propio sistema, por lo que un sistema de garantía y ensayos internacionales aceleraría la recuperación. Tony Douglas, Director General de Etihad, ha sostenido que, dada la urgencia y la rapidez con la que la industria adoptó normas comunes en materia de seguridad, podría entrar en funcionamiento un sistema de ensayo común, relativamente pronto. Beck dice que las aerolíneas también podrían invertir en procesos de limpieza adicionales, una vez que pase el riesgo de la Covid-19, y los pasajeros también podrían estar dispuestos a pagar por el espacio adicional creado por el distanciamiento.

¿Interrumpido por la ecología? Implicaciones del Covid-19 en el transporte aéreo sostenible

Es probable que, a corto plazo, la pandemia retrase la transición hacia una tecnología y unas prácticas más sostenibles, simplemente porque ha obligado a las compañías aéreas a adoptar un modo de supervivencia. “Es probable que algunas aerolíneas reduzcan o detengan las inversiones en la investigación y el desarrollo de combustibles alternativos”, indica Beck, aunque afirma que, en última instancia, la investigación también es una cuestión de supervivencia. “A largo plazo, necesitarán continuar con este trabajo, ya que no habrá mucho petróleo, por lo que necesitan encontrar alternativas”.

Es difícil avanzar en los diseños de aviones y componentes y los ciclos de desarrollo son largos. La “ecologización” de las flotas llevará tiempo y la mejora de la sostenibilidad de las aerolíneas requiere inversión, coordinación, experimentación y el marco político adecuado para crear oportunidades.

Si bien, a corto plazo, la Covid-19 ha devastado la industria, a largo plazo, las líneas aéreas pueden ser capaces de argumentar públicamente que, dada la gravedad de las repercusiones, el coste de la recuperación debe compartirse con los contribuyentes. De hecho, aumenta la exigencia de un cambio por parte de los pasajeros. En Gran Bretaña, por ejemplo, el Índice de Aviación 2020 reveló que el 70% de los encuestados cree que el cambio climático debería ser la principal prioridad del sector. Es probable que el apoyo a una aviación más ecológica siga aumentando, especialmente si los pasajeros entienden que se beneficiarán de opciones más sostenibles para realizar viajes de larga distancia más ecológicos

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