En el siglo XX, la mayoría de los medios de transporte, como los automóviles, trenes y autobuses, eran o totalmente compartidos o de propiedad privada. Pero en el siglo XXI, ha surgido una zona gris entre lo privado y lo comunal. El carsharing, en el que las personas rentan vehículos durante un período corto de tiempo (más o menos una hora), existe en este espacio de lo compartido-privado, y hay varias opciones de movilidad similares en el horizonte.
El ride pooling es un modelo prometedor. En zonas urbanas concurridas, el pasajero ingresa su punto de recogida y destino en una aplicación y se le indica dónde está su punto de recogida más cercano, con suerte esto será a poca distancia. Luego el pasajero es recogido por un vehículo, posiblemente con otros que necesitan ir en la misma dirección, y luego es dejado en (o cerca de) su destino. Algunas marcas globales como Uber, que combinan la tecnología con sus opciones de movilidad, ya han introducido una opción de ride pooling en su oferta.
Para los negocios que operan estos servicios, el ride pooling ofrece una base de costos más baja que los sistemas individuales de carsharing. Esto se debe a que los vehículos son compartidos entre dos o más pasajeros y a que no hay necesidad de ir exactamente al destino final de cada uno. Esto permite que el vehículo pase más tiempo siendo utilizado por los pasajeros de pago por viaje que en un modelo tradicional de carsharing.
"El ride pooling podría ser un servicio público o privado", dice Olivier Guillot, Socio de Mazars, "una versión pública podría tratar de sustituir los servicios de autobús públicos. Una versión privada podría comprender los vehículos de propiedad privada de los conductores, o bien operar como una flotilla por un operador central".
El ride pooling como el futuro del transporte urbano
Si aprovecha su potencial, el ride pooling ofrece una serie de ventajas.
Facilidad y costo - En zonas muy transitadas y en tiempos de viaje, el ride pooling tiene el potencial de ser tan fácil de usar como los servicios de carsharing ya establecidos en muchas ciudades. Pero al hacer que los pasajeros compartan viajes, puede ser una opción más barata que los coches de propiedad individual y el carsharing tradicional.
Eficiencia de la red - El ride pooling podría hacer que los sistemas de transporte urbano sean más eficientes en conjunto. Hay pruebas de que cuando se utiliza para complementar los servicios tradicionales de autobuses y otras formas de transporte urbano, mejora la eficiencia de la red en su conjunto.
Reducción de emisiones - El ride pooling podría reducir las emisiones, ya que tiene el potencial de permitir el mismo número de viajes con menos coches. También tiene el potencial de que los automóviles se utilicen de forma más eficiente ya que los privados se quedan vacíos el 95% del tiempo.
En una investigación realizada en Estados Unidos se comprobó que un servicio de ride pooling que utiliza vehículos de bajo consumo de combustible y tiene una ocupación media de dos pasajeros ofrecería una mejora de la eficiencia del 66.5% en comparación con los vehículos privados. Eso es incluso más eficiente energéticamente que la mayoría de los servicios de autobús.
Los obstáculos para el ride pooling
El ride pooling es un modelo relativamente no probado en la actualidad, sólo lo ofrecen algunos de las principales empresas de movilidad en un pocas de ciudades. Sin embargo, podría despegar si se cumplen una serie de condiciones organizacionales, culturales y tecnológicas.
El desafío organizacional clave es la coordinación centralizada de las rutas. Los operadores de ride pool necesitan saber dónde y cuándo programar las rutas. Esto implica equilibrar las consideraciones sobre qué puntos de recogida funcionan logísticamente y resultan populares en los momentos de máxima demanda con el uso del menor número de vehículos posible para llevar cómodamente a tantas personas como sea posible. Esto es una prueba de la capacidad de los operadores para reunir y analizar datos (que se examina más adelante).
También se basará en una evaluación de los lugares donde la densidad de viaje es lo suficientemente alta como para hacer que el ride pooling sea una opción viable. Una simulación calculó que casi todos los viajes en las ciudades podrían realizarse en vehículos compartidos si la densidad de demanda de viajes fuera al menos de 6.5 viajes por hora por kilómetro cuadrado.
Ride pooling contra autobuses
Si el ride pooling va a sustituir a los servicios de autobuses de operación pública, tal vez como cliente de la autoridad local, ésta tendrá que aprender cómo licitar y redactar los contratos de transporte público de una forma nueva, porque el ride pooling requiere KPIs distintos que los de los autobuses. Peter Cudlip, socio de Mazars, explica: "Las estructuras de los contratos para los servicios de autobuses convencionales se basan típicamente en los kilómetros o en los pagos de los servicios por tiempo, mientras que los contratos de autobuses on-demand es probable que dependan del número de usuarios". Las autoridades locales también tendrán que modificar la forma en que miden el éxito. "Mientras que las métricas ‘on-time’ funcionan para los servicios de autobús tradicionales, el ‘tiempo de espera’ será más adecuado para los servicios ‘on-demand’, explica.
El ride pooling también requerirá cambios culturales: las personas rara vez comparten vehículos más pequeños que los autobuses (en la actualidad), pero la cultura puede cambiar, como ocurrió con el house-sharing para permitir el crecimiento de Airbnb, por ejemplo.
Por supuesto, la pandemia ya ha cambiado las normas. El tránsito vial ha disminuido en todo el mundo y, aunque está volviendo a los niveles anteriores a la pandemia, muchos están aprovechando la oportunidad para reimaginar su propio uso del transporte. Una encuesta entre los trabajadores de Reino Unido encontró que la mitad no volvería a sus viajes al trabajo habituales.
El ride pooling depende de que los pasajeros se sientan lo suficientemente seguros como para viajar en un vehículo con personas que no conocen, un comportamiento de consumo que se vio seriamente afectado por el Covid-19. "La pandemia podría frenar el potencial del pooling, ya que la gente podría querer viajar sola para evitar la posible propagación de la infección", dice Cudlip. "Los operadores de carsharing, por su parte, tienen que comprometerse a tomar serias precauciones de salud y seguridad si quieren que los pasajeros se sientan seguros, ahora y después de la pandemia".
El pooling también depende de la tecnología. Mientras que las redes de autobuses utilizan rutas cuidadosamente planificadas que se dibujan y luego se ajustan a lo largo de meses y años, el cambio a un modelo on-demand significa que las flotas y las redes tienen que adaptarse diariamente, incluso cada hora. "Puede ser difícil predecir las llegadas tardías o los 'no-shows' de los pasajeros, lo que lleva a un servicio subóptimo para los que llegan a tiempo", advierte Cudlip. "Sin embargo, esto puede resolverse en parte utilizando la inteligencia artificial para predecir las zonas de mucho tráfico y las densidades de tránsito."
Como operador, el éxito en el mercado del ride pooling dependerá de la capacidad de analizar los datos y evaluar las rutas, zonas y capacidades más eficientes. En última instancia, el negocio del ride pooling podría convertirse en una competencia entre las capacidades de datos y analítica de los operadores.
Si el ride pooling se establece en algunas zonas, no hay razón para que no pueda extenderse para resolver otros problemas de movilidad. ¿Podría utilizarse un modelo similar para la logística, especialmente para el último kilómetro de la entrega? ¿Podría el ride pooling fomentar un mayor intercambio de la interfaz de programación de aplicaciones públicas y privadas para ofrecer una información más fluida a los pasajeros urbanos? "Muchas alianzas pragmáticas entre actores públicos y privados ya están en marcha", dice Guillot. "Siempre que exista la posibilidad de un acuerdo beneficioso para todos, que optimice la experiencia del transporte y capte los ingresos, es posible un trato".