Estudio Aeroespacial 2016
El Grupo Forvis Mazars presenta el estudio "Supplier of the Fittest: How to manage significant increases in production effectively", nuestra nueva publicación global en la industria aeroespacial y de defensa.
La fabricación por adición (por adición de materia) de impresoras 3D permite a los manufactureros del sector innovar rápidamente, de llevar a cabo pruebas rigurosas y desarrollar herramientas más eficientes, en un plazo breve, y con una ergonomía de uso mayor. Todo esto, permite optimizar los recursos y reducir los costos de producción.
Los grandes actores del sector aeroespacial han iniciado un enfoque de certificación de un número importante de piezas que incluyen este proceso de fabricación. Un prerrequisito antes de industrializar la producción. Las limitaciones del sector aeronáutico les imponen un trabajo importante de I&D, de certificación de la tecnología, de los materiales, de los proveedores…
De manera general, una gran precisión del diseño y de la producción, una disminución de los residuos de materia y una reducción de los costos y tiempo de producción. El mantenimiento requerido es menos importante, las impresoras pueden funcionar de noche. En el sector aeronáutico, la impresión 3D también es sinónimo de reducción de peso en los aviones, así como de reducción del consumo de combustible y de mejora de rendimiento. Finalmente, los constructores pueden reducir su herramienta porque no se requiere montaje: todo se imprime en una sola pieza.
Los materiales empleados en el sector aeroespacial, como el ULTEM 9085 (termoplástico FDM, para "modelado por depósito de materia en fusión") son aprobados por su alta proporción fuerza/peso en conformidad con las normas FST (inflamabilidad, humo y toxicidad) para su aplicación al interior de los aviones. Se trata del material ideal para las aplicaciones en cabina tal como la concepción de conductos, de tapa protectora y de caja eléctrica.
Airbus la utiliza para la producción de piezas destinadas a su avión A350XWB. La proporción fuerza/peso permite crear piezas robustas, más ligeras, reduciendo significativamente los costos de fabricación y los tiempos de ejecución. Así, algunas compañías pueden realizar montajes complejos con 16 piezas en lugar de 140, reduciendo los costos y los riesgos gracias a la fabricación aditiva. La NASA ha usado la impresión 3D para producir más de 70 piezas del “Rover” probado sobre las rocas y la arena del desierto de Arizona antes de enviarlo al planeta Marte. La generación rápida de prototipos les ha permitido optimizar el diseño aerodinámico de sus vehículos.
Los expertos coinciden en que dentro de 10 años, se producirán con impresión 3D al menos un 40 a 50% de los componentes de los aviones, en lugar del 4 a 5% con el que contamos actualmente. Diez años después, habrá un número limitado de piezas que no estarán creadas por impresión aditiva, o que no recurrirán a esta tecnología durante su producción.
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